La agencia de investigación de mercados Quid ha elaborado un informe cualitativo, a partir de diversos estudios, sobre el posicionamiento de marca ante la crisis.
Un estudio reciente ha revelado que las marcas de fabricante aportan catorce veces más a la economía que las marcas blancas, sin embargo, al consumidor en plena crisis económica lo que le importa es la relación calidad-precio.
Los impulsos de compra se han tornado más racionales y han encontrado que las marcas blancas son en muchos casos tan satisfactorias como las de fabricante. Según este informe, la competitividad de las marcas blancas ha aumentado y su consumo se percibe como una compra inteligente.
“El consumidor señala que con las marcas blancas elige calidad a buen precio. Por eso las marcas de fabricante muestran ahora su lado más social. Se muestran más cómplices con el consumidor porque es el momento de desarrollar vínculos emocionales y demostrar al consumidor que la marca comparte sus inquietudes y las tendencias de la sociedad”, asegura en un comunicado Asunción Mena, directora general de Quid.
En esta crisis confluyen diversos aspectos: la crisis real y tangible, la crisis mediática aumentada, el derrumbe de algunas ideas y una suerte de psicosis colectiva, señalan los psicólogos de Quid. Ante esta situación se plantea una crisis de confianza y una tendencia generalizada a volver a los orígenes, algunas marcas ya lo han entendido y dirigen sus campañas hacia lo más instintivo y vital, recuperan símbolos y arquetipos, creencias básicas y significados emocionales; sin embargo, el informe alerta del peligro de parecer paternalista o condescendiente en tiempos de crisis.
Al revalorizarse los conceptos vitales básicos (salud, familia, amistad, dinero, trabajo), se valoran y exprimen más las experiencias. Ahora la actitud del consumidor es altamente susceptible y exigente hacia los fabricantes, el consumidor está inseguro y escéptico y quiere que le hablen de persona a persona.
“Hay que conectar con el consumidor desde la autenticidad, crear un vínculo más allá del acto de compra”, dice Mena, quien señala que “además las marcas se enfrentan al descenso de la publicidad televisiva, a la necesidad de campañas no convencionales, en la red, en la calle, y esos son campos donde la conexión tu-a-tu y la experiencia de satisfacción inmediata son claves”. A este respecto Mena señala que la netnografía y las nuevas herramientas tecnológicas de la investigación de mercados aportan un gran conocimiento del público receptor, “hay que conocer al receptor, saber cómo vive, piensa y siente para comunicar de forma efectiva”.
Además las marcas de fabricante suponen una mirada optimista al futuro, una luz al final del túnel de la crisis porque han sufrido como el consumidor y han entendido la necesidad de salir juntos de la crisis y esto, concluye el informe, es lo que deben aprovechar, cargando de significado la experiencia con cada producto, sin perder la conexión con la realidad.
“Nuestros estudios para distintas marcas revelan que el consumidor responde cuando se siente identificado con la marca. Se valoran cuestiones como la humanidad o la preocupación social, y percibe la marca como una institución, un todo, en una dimensión de 360º: producto, valores, empleados, responsabilidad…”, concluye Mena.
Fuente:
Puromarketing
Los impulsos de compra se han tornado más racionales y han encontrado que las marcas blancas son en muchos casos tan satisfactorias como las de fabricante. Según este informe, la competitividad de las marcas blancas ha aumentado y su consumo se percibe como una compra inteligente.
“El consumidor señala que con las marcas blancas elige calidad a buen precio. Por eso las marcas de fabricante muestran ahora su lado más social. Se muestran más cómplices con el consumidor porque es el momento de desarrollar vínculos emocionales y demostrar al consumidor que la marca comparte sus inquietudes y las tendencias de la sociedad”, asegura en un comunicado Asunción Mena, directora general de Quid.
En esta crisis confluyen diversos aspectos: la crisis real y tangible, la crisis mediática aumentada, el derrumbe de algunas ideas y una suerte de psicosis colectiva, señalan los psicólogos de Quid. Ante esta situación se plantea una crisis de confianza y una tendencia generalizada a volver a los orígenes, algunas marcas ya lo han entendido y dirigen sus campañas hacia lo más instintivo y vital, recuperan símbolos y arquetipos, creencias básicas y significados emocionales; sin embargo, el informe alerta del peligro de parecer paternalista o condescendiente en tiempos de crisis.
Al revalorizarse los conceptos vitales básicos (salud, familia, amistad, dinero, trabajo), se valoran y exprimen más las experiencias. Ahora la actitud del consumidor es altamente susceptible y exigente hacia los fabricantes, el consumidor está inseguro y escéptico y quiere que le hablen de persona a persona.
“Hay que conectar con el consumidor desde la autenticidad, crear un vínculo más allá del acto de compra”, dice Mena, quien señala que “además las marcas se enfrentan al descenso de la publicidad televisiva, a la necesidad de campañas no convencionales, en la red, en la calle, y esos son campos donde la conexión tu-a-tu y la experiencia de satisfacción inmediata son claves”. A este respecto Mena señala que la netnografía y las nuevas herramientas tecnológicas de la investigación de mercados aportan un gran conocimiento del público receptor, “hay que conocer al receptor, saber cómo vive, piensa y siente para comunicar de forma efectiva”.
Además las marcas de fabricante suponen una mirada optimista al futuro, una luz al final del túnel de la crisis porque han sufrido como el consumidor y han entendido la necesidad de salir juntos de la crisis y esto, concluye el informe, es lo que deben aprovechar, cargando de significado la experiencia con cada producto, sin perder la conexión con la realidad.
“Nuestros estudios para distintas marcas revelan que el consumidor responde cuando se siente identificado con la marca. Se valoran cuestiones como la humanidad o la preocupación social, y percibe la marca como una institución, un todo, en una dimensión de 360º: producto, valores, empleados, responsabilidad…”, concluye Mena.
Fuente:
Puromarketing
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